I
En mi inmadurez te sigo amando
y pensar en ti es simplemente existir,
en mi inconsciencia te sigo adorando
te amo sin sentido, sin razón, sin miedo,
sin alma y sin corazón; te amo simplemente te amo.
II
El amor ciertamente evoluciona
se reinventa y se transforma,
pero aún el nuestro sigue vigente
como si tan solo hace cinco minutos
me hubiera embriagado en tus labios.
III
En mi inmadurez te sigo esperando
por que al pensar en ti revivo mis sentidos,
fuiste y serás siempre mi segunda piel,
por que te sigo añorando y te sigo deseando
por que eres para mi lo lejano, lo prohibido lo imposible de alcanzar.
IV
Y aunque el amor es como el agua del río
siempre corriendo sin pasar por el mismo trecho
el nuestro ha dejado profunda huella
labrándonos mutua pertenencia
en el corazón, la carne y el alma.
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