19 jun 2014

Que Dios nos agarre confesados


@#$%&@#$%... 1, 2, 3, 4, 5, 6, 7, 8, 9, 10… ¿Por qué la gente no entiende que vivir con diabetes no es un castigo divino y que uno no la padece por la ausencia de Dios?
Ayer en el trabajo tuve una hipoglucemia leve y no pude evitar comentarlo pues me retiré de mi área por unos minutos para comer algo. Dicho incidente me costó ser víctima de bulling religioso -en serio no es broma-... Fui atacada por una de esas personas con ideas de Dios muy intensas y cargadas de un aire fanático, así a jarro de botella me dijo que  -me veía mal, sin luz, cansada, que me refugiará en Dios, que la muerte no avisa y que debo estar en paz con Él-
-¿Perdón? ¿De qué me hablas?- Según mi agresor debo entregarle mi vida a cristo, porque en "él está la salvación", según su entendimiento tengo diabetes por no estar cerca de Dios... Me dejo con cara de What???; definitivamente no le falte al respeto a dicho personaje ni a Dios mismo en ningún momento, pero si me dieron ganas de darle un par de cachetadas por ignorante y quemarle la biblia mental transquiversada que trae en la cabeza.
La diabetes es como esa una fábula donde en una gran inundación donde hubo una inundación muy grande en un pueblo pequeño. Todas las personas buscaron la manera de salvarse, pero un hombre se quedó solo en ese lugar, subió al techo de su casa y rezaba incansablemente pidiendo que Dios lo salvara.
Éste, confiaba plenamente en el Señor y estaba seguro que lo salvaría, de repente fue interrumpido por un hombre que pasaba en una balsa invitándolo a subir, sin embargo el hombre respondió "Dios me salvará" y lo dejó ir.
Luego pasaron un hombre en un bote, luego una lancha y finalmente un helicóptero.
A todos los rechazó diciendo: "Dios me salvará."
Finalmente se ahogó y llegó al cielo. Dios lo recibió a la entrada.
El hombre, molesto, le dijo a Dios:
"¿Por qué no me salvaste si yo confiaba en ti?"
Dios le respondió: "¿Y la balsa, el bote, la lancha y el helicóptero que te mandé?...
Precisamente gracias a Dios y a todas las oraciones de mi familia estoy donde estoy ahora, sana, productiva y feliz, pero sobre todo consciente de que padezco una enfermedad controlable por que no estoy desahuciada, ni paralitica ni tonta para creerme ese discurso religioso erróneo del rol de la fe en mi vida, para mi Dios es acción no palabras (-si me inspire en una canción de Arjona-) de nada sirven los rezos, ni los buenos deseos si no hay acciones acordes a la realidad.  
Realidad que vivimos millones de diabéticos en el mundo y que somos juzgados o etiquetados como gordos, flojos, con malos hábitos alimenticios y que creen nos la vivimos como la muñeca fea escondida tras los rincones o andamos como alma en pena implorando compasión por que ya nos estamos quedando ciegos, solo nos funciona un  riñón o nos amputaron ya un dedo.
Dios nos da la conciencia de entender nuestra enfermedad, de aceptarla y de superar las etapas difíciles así como la entereza para comprender que NO HAY REVERSION A LA DIABETES TIPO 1, pero si CALIDAD DE VIDA POR ELECCION PERSONAL al seguir las reglas del juego: MONITOREO CONSTANTE, DIETA, INSULINA Y EJERCICIO, PREVENCION.
Me da risa que se juzgue mi relación con Dios tan solo por padecer diabetes, yo no estoy lejos de él, ni Dios está lejos de mí, todos los días le doy gracias por quien soy y le pido me ayude a ser mejor conmigo misma, a permanecer consciente y alerta de mis necesidades, y anexas. Dios nunca nos abandona, no te abandones a ti mismo.
Vive y emana tu proceso, vive dignamente con diabetes.


16 jun 2014

Emociones ¿dulces?




En más de una ocasión he sentido frustración y desesperación al vivir con diabetes, la pena por mí misma y la auto -victimización fueron mascaras dignas de vestir cuando las cosas iban mal  siendo fácil culpar a la diabetes de ese poco sano estado de mi cuerpo, fue sencillo poner a la enfermedad como causa para no confrontar miedos a ser yo verdaderamente, fue fácil esconder en la diabetes el pánico a salir de mi zona de confort y por responsabilizarme de mi misma. Bien dicen que lo que cuando no se usa la cabeza el cuerpo lo paga…
Emociones no resueltas causaron estragos en mi autoestima y mi apreciación hacia la vida sin entender jamás que al ignorar la enfermedad era ignorarme a mí misma, y me odie, odie esa vida de cuidados especiales, del no poder hacer lo que los demás hacían, me odie a mí misma y odie a mi diabetes, porque “gracias a ella” me sentí incomprendida, rechazada,   sola y abandonada a un destino que no quería enfrentar. 
Al cabo del tiempo por obra y gracia de la Divina Providencia puse a un lado esas premisas histéricas y me dedique a vivir la vida como venía diciéndome que: “Si quería vivir debía hacerlo bien”… Así que corte por lo sano con las cosas no sanas de mi vida y me refugie en la vanidad para superar la diabetes. En este intento por ser y estar bien conmigo misma definitivamente deje de odiar a la “Betty”, por que ciertamente he aprendido de ella, con ella y por ella pero aún más de mi misma y de mi proceso de vida.
Con años de terapia encima y ansia por aprender se dio en mi vida una apertura espiritual que me ha permitido entender cosas con respecto a las emociones que se disparan en mi vida, y en un intento por no dañar a terceros he puesto –mis emociones- en perspectiva descubriendo mil razones de ellas y de mí.
En si las emociones son un vehículo de comunicación que nos dan mayor sabiduría y un punto de vista superior así como  profundo, pero tendemos a usarlas –las emociones - solo para defendernos o para definir quiénes somos y que estamos sintiendo.
Si el enojo es tu pan de cada día, -porque no puedes controlar tu diabetes-, -porque no te gusta llevar una dieta-, -porque la diabetes merma tus días-,  -porque te sientes diferente-, -porque crees que nadie te entiende- o –que la vida no es justa- o – que no mereces la vida que tienes- o simplemente porque consideras que vives un castigo divino y tu vida sería otra sin la diabetes-solo te pido que mires dentro de ti y trates de pensar porque te sientes así, la respuesta a cualquiera de estos supuestos es el miedo que nos da no tener control, eso nos hace sentirnos en peligro y bien sabes que con la diabetes vives corriendo “peligro” - ya sea en tu integridad física, tu seguridad, tu orden, la manera en la que acostumbras hacer las cosas o el modo en que las “controlas”-…
Ahora te pido que respires hondo y te preguntes:

·         ¿Realmente estoy en peligro?
·         ¿Estoy amenazando mi seguridad por esto?
·         ¿Realmente voy a perder algo?

Por supuesto hay respuestas afirmativas, NO CUIDARSE te brinda siempre el peor escenario en el futuro más cercano, gastos insostenibles y una calidad de vida nefasta, pero igual al contestarte estas preguntas con todo lo demás que no tiene nada que ver con tu “padecimiento” podrás ir descubriendo la raíz de tus emociones y abrirte ante la posibilidad  de aprender sobre ti mismo, quien eres y como puedes vivir mejor emocional, espiritualmente y físicamente.
La diabetes de acuerdo a muchos especialistas es la somatización (un síntoma físico de un problema emocional) de una vida dramática, amarga, sin esperanza y amor propio.
Enojarte con la diabetes NO  ayuda a controlarla, solo te pone en una disyuntiva errónea sobre la vida misma.
No se puede jugar con la salud, NO se puede experimentar con la misma, pero si se puede en primer lugar aceptar que tienes diabetes y después entender que te dicen tus emociones para ayudare a controlar la enfermedad y vivir mejor la vida.
Vive y emana tu proceso, vive dignamente con diabetes.

Bibliografía (que leí para poder escribir esto)
“You can heal your life” Louise Hay
“Love what it is” Katie Byron