16 may 2016

Enamorada


Amo tus besos suaves y dulces,
tu cinica sonrisa y tu andar.

Amo el calor de tu boca,
tu sabor, tu intensidad.

Amo cada beso que me das.

Amo tus besos locos y descarados,
que me llevan a pecar.

Amo tu aroma, tu cuerpo
y cada beso que me das.

Amo cada momento en tus labios,
amo tu respirar.

Amo tu boca lujuriosa
y tu mirada insana por volverme a amar.

11 may 2016

El día después...


Ayer que desidia decir y escuchar: "¡Feliz Día de las Madres!"... Me resulta trivial y vacio, por que honestamente considero, NO compensa todo por lo que una mujer tienen que pasar -desde esfuerzo físico, mental, emocional, y espiritual- ó, peor aún TODO lo que debe confrontar -identidad, creencias, sentimientos, necesidades básicas no resueltas, heridas de la infancia, traumas, la misma sociedad, el ego, etc.-
No creo en ese feliz día, ni en los regalitos por compromiso para ese amor de madre a veces dulce y otras tantas bien amargo que proporciona una mujer desde el momento de la concepción hasta su último respiro en la faz de la tierra por sus criaturas.
Y es que uno como madre, los cuida, los protege, los educa, los forma para ser seres de bien e intenta inculcar en ellos amor por la vida y la existencia, la libertad del ser, el respeto para si mismo y quienes les rodean con el firme propósito; de enseñarles a vivir, tratando siempre de darles herramientas y fuerza para que puedan enfrentar este mundo loco en el cual vivimos.
Por lo general creemos que esa es la manera de ser feliz, de hacerlos felices, de vivir en cuento de hadas y lucir como en las mil y una imágenes comerciales, establecidas por la sociedad de madres amorosas, adorando a sus hijos y siendo adoradas por ellos, de mujeres santas y sacrificadas, de guerreras, de diosas capaces de voltear el mundo de cabeza para criar a sus hijos bien.
No creo en el diez de mayo, pero si; en el amor y la ausencia de alguien básico en mi vida -mi madre-. Hoy ella no esta y hay un vacio enorme en mi existencia, lo mas grave es que no creo ni tantito que pueda llenar así, como ella lleno mi vida, el corazón de mis hijos.
Y a pesar de resistirme a ser lo que ella fue, ya sea por lealtad o por inercia, repito su historia poniendo siempre primero a mis vástagos.
Ser madre no es una bendición ni un privilegio, es una chamba bien perra, es una responsabilidad inagotable, es una misión de vida, a resumidas cuentas  "es un ministerio que Dios nos otorga" - palabras del diacono de mi iglesia, no mias-.
Ver a nuestros hijos crecer y sentir su amor,  así como su necesidad de nosotras (de nuestra aprobación), así como ganarnos su confianza, generar sus sonrisas, merecer sus abrazos y disfrutar de sus besos nos da identidad.
Suponer que al ser madres, estamos formando el futuro de la humanidad, ciertamente asusta, pero a la vez nos da ímpetu para insistir en amarlos no importa lo que hagan o digan, nos da energía para persistir en enseñarle lo que hemos aprendido de la vida y mejorar la edición de esa información, nos da fuerza para creer y entender que ambos lados -madre/hijo(s)- vivimos un proceso, nos ayuda a entender que ellos son el reflejo de nosotras mismas y en ellos están las lecciones mas duras y fuertes de la vida, juntos crecemos y juntos aprendemos, desarrollamos apegos y necesidad de sentirnos amados, aceptados, valorados, acompañados.
No somos diosas, ni mártires, ni esclavas, simplemente somos madres y necesitamos reivindicarnos como individuos, como seres libres y pensantes, como mujeres, como compañeras del camino de estas criaturas fascinantes meramente similares a nosotros genéticamente pero con su propio plan de vida.
Ser madre no es tarea fácil, y menos aún  no es nada fácil extrañar a esa madre que vive en el cielo...

Pensando en lo que ellas nos dejó... TQM ... May Tillo