13 mar 2012

Reflejos

Es aterrador mirarme al espejo en esos días de neurosis y frustración a flor de piel, es duro reconocer que puedo convertirme en una persona que sólo aloja una ira irracional ante todo lo que me rodea.
Personas, sonidos, palabras, imagenes; ruedan en mi entorno sin sentido, sin razón, estridentemente me acechan burlándose de mi a cada instante.
Respiro hondo y me confieso, le pido perdón a Dios por mi  soberbia.
Ruego por calmar el caudal de ideas negativas que fluyen en mi cabeza, imploro por congelar la furia que emana de mi corazón, suplico por una luz para mi razón; imploro por libertad y claridad en mis pensamientos para no lanzar miradas como puñales capaces de cortar cabezas y aniquilar a cualquiera que se cruce en mi camino.
Me pido a mi misma respirar hondo y tan sólo un instante detener el tiempo y el espacio para rectificar mi actitud y no agravar las cosas, cuento hasta diez y analizo mi perspectiva tratando de verla desde afuera para no hacer un drama mas denso e  intenso; pero siempre me superan los hechos.
Finalmente revienta en mi toda esa furia, mis argumentos se vuelven muy contundentes y tajantes, pero me  mata la culpabilidad, y a resumidas cuentas considero siempre que yo soy la culpable de todo, ya que siento  no supe establecer los limites al principio, ni poner reglas justas o equilibradas en este rol de mi vida, y por llevar la fiesta en paz, tolere, calle, e hice a un lado mi verdadero ser, mi verdadera identidad.
Rectificar es cosa de avanzar y reconocer mis debilidades me da un punto de referencia para superar este estado de animo pero estoy encerrada en un circulo vicioso y me siento atrapada al grado de no poder reconocer quien tiene la razón, no se dónde perdí la cordura e ignoro si esto que siento es solamente algo que esta en mi cabeza.
Me asusta mirarme al espejo en estos días de neurosis y frustación a flor de piel por que únicamente puedo ver a una mujer derrotada, vencida en su orgullo, e incomprendida por si misma y quienes le rodean, me aterra mirarme al espejo en días como estos por que ciertamente la desesperanza me invade, por que pierdo la fé en mi misma, en mi presente, en mi futuro y lamentablemente me aferro a un pasado que  únicamente me confunde y me aleja de la realidad.
Es duro ser madre, esposa, ama de casa y mujer, ciertamente toma mucho de mi, mas de lo que podría imaginarme, no se si serlo siempre me agobia, o solo es algo que me pasa al llenarse el cántaro de agua; es duro tener que poner primero el bienestar y la integridad de tu familia e hijos, dejando a un lado tu identidad y tus instintos, se que vale la pena este temporal, pero tan solo hoy no quiero verme al espejo y sentirme rebasada por la responsabilidad, la rutina y la sobrevivencia del amor en mi vida. 

No hay comentarios.:

Publicar un comentario