En más de una ocasión he
sentido frustración y desesperación al vivir con diabetes, la pena por mí misma
y la auto -victimización fueron mascaras dignas de vestir cuando las cosas iban
mal siendo fácil culpar a la diabetes de
ese poco sano estado de mi cuerpo, fue sencillo poner a la enfermedad como
causa para no confrontar miedos a ser yo verdaderamente, fue fácil esconder en
la diabetes el pánico a salir de mi zona de confort y por responsabilizarme de
mi misma. Bien dicen que lo que cuando no se usa la cabeza el cuerpo lo paga…
Emociones no resueltas
causaron estragos en mi autoestima y mi apreciación hacia la vida sin entender jamás
que al ignorar la enfermedad era ignorarme a mí misma, y me odie, odie esa vida
de cuidados especiales, del no poder hacer lo que los demás hacían, me odie a
mí misma y odie a mi diabetes, porque “gracias a ella” me sentí incomprendida,
rechazada, sola y abandonada a un
destino que no quería enfrentar.
Al cabo del tiempo por obra y
gracia de la Divina Providencia puse a un lado esas premisas histéricas y me
dedique a vivir la vida como venía diciéndome que: “Si quería vivir debía
hacerlo bien”… Así que corte por lo sano con las cosas no sanas de mi vida y me
refugie en la vanidad para superar la diabetes. En este intento por ser y estar
bien conmigo misma definitivamente deje de odiar a la “Betty”, por que
ciertamente he aprendido de ella, con ella y por ella pero aún más de mi misma
y de mi proceso de vida.
Con años de terapia encima y ansia
por aprender se dio en mi vida una apertura espiritual que me ha permitido entender
cosas con respecto a las emociones que se disparan en mi vida, y en un intento
por no dañar a terceros he puesto –mis emociones- en perspectiva descubriendo
mil razones de ellas y de mí.
En si las emociones son un
vehículo de comunicación que nos dan mayor sabiduría y un punto de vista superior
así como profundo, pero tendemos a usarlas
–las emociones - solo para defendernos o para definir quiénes somos y que
estamos sintiendo.
Si el enojo es tu pan de cada día, -porque no puedes controlar tu
diabetes-, -porque no te gusta llevar una dieta-, -porque la diabetes merma tus
días-, -porque te sientes diferente-,
-porque crees que nadie te entiende- o –que la vida no es justa- o – que no
mereces la vida que tienes- o simplemente porque consideras que vives un
castigo divino y tu vida sería otra sin la diabetes-solo te pido que mires
dentro de ti y trates de pensar porque te sientes así, la respuesta a cualquiera de estos supuestos es el miedo que nos da no
tener control, eso nos hace sentirnos en peligro y bien sabes que con la
diabetes vives corriendo “peligro” - ya sea en tu integridad física, tu
seguridad, tu orden, la manera en la que acostumbras hacer las cosas o el modo
en que las “controlas”-…
Ahora te pido que respires hondo y te preguntes:
·
¿Realmente estoy en peligro?
·
¿Estoy amenazando mi
seguridad por esto?
·
¿Realmente voy a perder
algo?
Por supuesto hay respuestas
afirmativas, NO CUIDARSE te brinda siempre el peor escenario en el
futuro más cercano, gastos insostenibles y una calidad de vida nefasta, pero
igual al contestarte estas preguntas con todo lo demás que no tiene nada que
ver con tu “padecimiento” podrás ir descubriendo la raíz de tus emociones y abrirte
ante la posibilidad de aprender sobre ti
mismo, quien eres y como puedes vivir mejor emocional, espiritualmente y físicamente.
La diabetes de acuerdo a
muchos especialistas es la somatización (un síntoma físico de un problema
emocional) de una vida dramática, amarga, sin esperanza y amor propio.
Enojarte con la diabetes NO ayuda a controlarla, solo te pone en una
disyuntiva errónea sobre la vida misma.
No se puede jugar con la
salud, NO se puede experimentar con la misma, pero si se puede en primer lugar
aceptar que tienes diabetes y después entender que te dicen tus emociones para
ayudare a controlar la enfermedad y vivir mejor la vida.
Vive y emana tu proceso, vive
dignamente con diabetes.
Bibliografía (que leí para poder escribir esto)
“You can heal your life” Louise Hay
“Love what it is” Katie Byron
No hay comentarios.:
Publicar un comentario